EL JOVENCITO FRANKENSTEIN


Aprovechando –sin ningún ánimo macabro, por supuesto- la reciente muerte a los 71 años del veterano y siempre apropiado actor de cine y televisión Peter Boyle, quisiera traer a la memoria de todos una de sus películas más recordadas, El jovencito Frankenstein, del histriónico director Mel Brooks. Es paradójico que todos conozcamos esta película, pero muy pocos al actor que enmascara el personaje del (atormentado) monstruo. Quizá también le recordemos cuando diga que aparece en el papel del comprensivo compañero de Robert de Niro en Taxi Driver, o en la estupenda adaptación libre de Sólo ante el peligro en versión futurista Atmósfera cero, o en productos más recientes como Monster's ball, Dr. Dolittle o Mientras dormías. Los lectores más televisivos le evocarán en series exitosas como Everybody loves Raymond, de la que Boyle fue candidato a los premios Emmy en siete ocasiones consecutivas, y que sólo obtuvo en 1996 como secundario en la serie Expedientes X.

El jovencito Frankenstein es quizás la mejor película del discutible maestro setentero del humor Mel Brooks. Los poco aficionados a la parodia dislocada y alocada de seguro que pasarán estas líneas con resignada y escéptica pasividad. Pero para los frikis de este entusiasta renovador del cine mudo de seguro que será un recuerdo siempre agradable. En esta ocasión, Brooks deconstruye un mito serio de la literatura romántica, llevado al celuloide con cierta fidelidad en muchas ocasiones, pero ninguna con este giro del drama a la parodia. La historia narra cómo el nieto del doctor Frankenstein intenta seguir los pasos de su abuelo, recreando al Monstruo paso a paso.

Esta idea partió al parecer del actor Gene Wilder, que ya había trabajado con Brooks en Los productores o en Sillas de montar calientes y había logrado cierto renombre gracias a Mundo de fantasía (primera versión de Charlie y la fábrica de chocolate). El guión acabó siendo nominado al Oscar en 1975.

La película de Brooks se basa en un humor muy físico, a veces mudo, caracterizado por numerosos y acertados gags, como por ejemplo: el relinchar de caballos al oír ¡Blücher!, la equivocación de Igor al llevar al laboratorio un cerebro anormal o la demostración de la satisfacción sexual de las féminas gracias al gran miembro del monstruo cantando “Oh, misterio de la vida, al fin te he encontrado”. Pero esto no sería posible sin un reparto de lujo: Peter Boyle como el monstruo, el histriónico Gene Wilder como el Doctor Frankenstein, el gran improvisador Marty Feldman como Igor –según cuentan fuentes cercanas al set de rodaje, Feldman se cambiaba de sitio la joroba de Igor sin que los responsables de la continuidad se percatasen-, Gene Hakman (sí, habéis leído bien) como el ciego, Cloris Leachman como Frau Blücher, Kenneth Mars como el inspector Hans Wilhelm Friederich Kempla, la cachondísima de Madeline Kahn y la actriz de comedia Teri Garr –presente en ¡Jo, qué noche! de Scorsese, Encuentros en la tercera fase de Spielperg, o El juego de Hollywood de Altman-, que convenció a Brooks para que la contratase hablándole con un exagerado acento alemán.

Estamos pues ante cine cómico en estado puro, sin requerimientos intelectuales o dobleces semánticas. Si se ríen y disfrutan, he ahí que lo que digo se confirma. Que no, pues prueben en otro mercado; los productos no son pocos.

Nos vemos en el cine…

[Algunos datos han sido tomados de: Periodista digital]


ALGUNOS DIÁLOGOS:

Frankenstein- Sus órganos deberán ser de un tamaño grande y tener todo el cuerpo proporcionado.

Chica- Entonces deberá tener un enorme... rabo.

Igor- Será muy popular por aquí.

Frau Brücher!

(relinchar de caballos)

Igor: -Usted debe ser el doctor... Frankenstein

Frankenstein: -Se pronuncia "Fron-kons-tin"

(...)

Frankenstein: -... y usted debe ser Igor

Igor: -Se pronuncia "Aigor"


ALGUNAS ESCENAS:

¡Se pronuncia... Aigor!

Peter Boyle, un secundario de primera

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