La sombra alargada de la censura
Por eso está bien que nos refresquen el espinazo con estos pantallazos de realidad. En Internet tenéis una web desde la que podéis leer la repulsa de numerosos organismos y asociaciones de cine que manifiestan su rechazo ante este acto de censura. Desde ella tú mismo puedes apoyar la protesta.
Y no es que la idea sea cosa del golpe de Estado reciente. Ya en 1999 el gobierno tailandés prohibió la proyección de la película Ana y el rey, por ver en ella una no tan soterrada ofensa al rey (a los redactores de El Jueves les traerá recuerdos). Ni siquiera se puede decir que los tiros vengan sólo desde grupos religiosos radicales tailandeses. Véase si no el boicot cristiano a El código Da Vinci. O el bloqueo por parte de Youtube a ciertos vídeos supuestamente ofensivos para el rey tailandés.

Una censura similar ha sufrido el director chino Hu Jie con su documental Though I'm gone (我虽死去), rechazado del Festival Yunnan (FUNFEST). Esta vez la escena que inquieta al nervioso censor es un linchamiento de una maestra a manos de sus alumnas durante la Revolución Cultural. Pero no es en realidad la escena en sí lo que preocupa al gobierno chino. Lo preocupante para todo Estado totalitario es la idealista pretensión de poner diques a la memoria (no ya la histórica, sino la personal, la de cada ciudadano). No en vano el argumento de Though I'm gone es el de la lucha del viudo de una de las víctimas de la Revolución Cultural para que se conozca la verdad sobre el asesinato de su mujer.
Por lo poco que he podido comprobar de la versión que colgó Youtube en 10 trozos y en inglés, la escena más impactante no es la de la maestra, sino aquella en la que el marido saca de una maleta las ropas que su mujer llevaba el día en que fue asesinada.
Para indagar más en los efectos perversos de toda revolución, es interesante el documental Morning Sun. Habrá que bucear por él un poco.
No será la última censura, y desde luego nunca la primera.
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